Camilo es un pibe que tuvo una infancia como la de la mayoría de los que se criaron en un barrio pobre al oeste del Gran Buenos Aires. Como podría ser la de un niño de un barrio pobre en Montevideo o cualquier otro país latinoamericano. Años `90; un botija que va a la escuela más para comer que para estudiar; una madre soltera que cae en cana; una abuela que queda a cargo y hace lo que puede para sostener la olla; la contención familiar ausente y la crianza queda a la deriva. A los 14 años cae en un primer instituto para menores, y de allí en adelante el periplo de caidas y fugas tan habituales en los gurises de la calle. Hasta que con 16 años lo agarran involucrado en secuestro extorsivo. Pasa por los cuatro institutos de menores de Buenos Aires, y al cumplir la mayoría queda preso en los penales de Ezeiza y Marcos Paz… Camilo tuvo que afrontar una sentencia de siete años de prisión, otra marca, aparte de las que ya le habían causado las balas de la policía…-“con veinte años ya tenía 6 balazos que me metió la policía en diferentes enfrentamientos, tuve que andar de bastón, con clavos en la pierna y una bolsa en el estómago, y cómo yo miles de pibes están condenados a esto…”
Buscando a Camilo
La primera vez que supe algo de él fue el año pasado, por una nota en página 12 y luego el en programa argentino Historias debidas. Me quedaron picando un par de respuestas del loco: “El pibe chorro no creé en lo que cree la sociedad en general, no tiene la moral que tiene la mayoría de la sociedad, donde se supone que el que trabaja es decente, el pibe chorro piensa que la decencia es otra cosa. (…) La exclusión que sufrimos es cultural, no es económica, lo peor que nos hicieron fue condenarnos a la ignorancia”. Me pareció que se salía del cliché tantas veces recurrido, ese que hace un reduccionismo del problema de la delincuencia echando mano al mito de que los pobres chorean sobre todo por hambre. Y lo que le daba particular valor a esta otra óptica era que provenía de este botija que las había pasado todas. Un encare que no buscaba excusas facilonas ni se victimizaba; este tal Camilo buscaba explicaciones…
Un tiempo después, -hurgando en la red- me encontré con una carta que Camilo Blajaquis -con veinte años- le había escrito desde su celda en la cárcel de Marcos Paz a Luis Mattini (ex guerrillero del ERP), luego de leer su libro “Los Perros”…
“(…) Yo puedo estar escribiéndole acostado en la tarima de una celda, cumpliendo una condena por secuestro extorsivo, puedo ser el pibe chorro y el negro de mierda culpable de la inseguridad del país para la gente normal, pero yo Luis, cuando leo sobre la persecución y la monstruosa tortura que sufrieron muchos de ustedes, no puedo menos que entristecerme y llorar, como me pasó con este libro y con otros tantos, también porque incansables veces me he preguntado cuál hubiese sido el destino de mi generación si hubieran triunfado y el pueblo hubiese entendido la alternativa que proponían”
Definitivamente tenía que conocer a este gurí, tenía que ubicarlo de alguna manera, y las pistas fueron llevándome más rápidamente de lo que esperaba. Por esos mismos días doy con un video de un programa de Victor Hugo Morales donde entrevistan al tal Camilo en su propio barrio, estaba en Morón y ya no estaba entre rejas. De nuevo sus respuestas me llamaron la atención…
“La sociedad no está acostumbrada a que un pibe de una villa quiera ser filósofo; porque lo que se supone es que nos toca ser los obreros de una fábrica, los que limpian los baños, o los que llenan las crónicas policiales de los medios de mierda de este país…”
El contacto definitivo lo obtuve por esas casualidades gracias a Julián Axat (compañero y poeta de La Plata ), que en Junio de este año vino a Montevideo a presentar su libro “si Hamlet duda le daremos muerte” (Antología de poesía salvaje). Entre los 52 poetas que Julián había reunido en aquel libro figuraba Blajaquis…
Algunas semanas después estoy cruzando el charco, rumbo a Buenos Aires, al encuentro con el tal Camilo…
Encontrando a Camilo
Mientras que preparo la grabadora y la cámara Camilo prende una punta, -“estoy por la despenalización y legalización del cultivo de marihuana” comenta, cómo avisando…pero no hay pose, hay naturalidad, es un loco que a primera vista demuestra moverse tranquilo en cualquier circunstancia, de personalidad firme a pesar de sus escasos 22 años.
Le respondo que en Montevideo el guachaje también se está moviendo mucho por el tema. -“Si, estoy enterado. El tema que por mucho que se esté moviendo hasta que no se modifique la ley marchas en cana por faso, no hay mucha vuelta que darle…” responde. Pragmático, sin pelos en la lengua, echa unas puteadas al paso contra la sociedad conservadora argentina, se lo nota medio irascible con la inminente victoria de Macri en Buenos Aires. Y el tema fútbol, con la aún fresca eliminación de la selección Argentina por la celeste es el comentario insalvable en todas partes…-“fijate vos, por acá todo el mundo anda bardeando a los uruguayos porque nos dejaron afuera de la copa- comenta Camilo, -a mi me da bronca eso, y le digo a la gente: primero que nada tienen que saber que los uruguayos se separaron de Buenos Aires porque los porteños somos unos asquerosos, unos centralistas y egoístas, donde hubo unidad fue allá en Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y Misiones…pero acá en la capital somos unos hijos de puta”
Me saca irremediablemente una sonrisa…”que loco bárbaro éste” (pienso)…y largo la entrevista.
Barrikada: ¿Quien es Camilo?
Camilo: Mi verdadero nombre es Cesar González, soy de la Villa Carlos Gardel, Morón (al oeste de Buenos Aires). A los 16 años caí preso, pasé 5 años de mi vida en la sombra del encierro. Recorrí 4 institutos de menores y 2 penales de adultos. Hace 1 año que salí, volví a mi barrio, hoy tengo 22 y me dedico a la literatura, estudio filosofía, saco una revista de cultura marginal que se llama Todo Piola?, escribo poesía, y estoy por editar mi segundo libro…Camilo Blajaquis es mi pseudónimo, es el que nació desde adentro de César, el nuevo sujeto adentro del sujeto…
Camilo sabe que su extracción social, su pasado de balaceras y encierro, contrastado con el presente de poeta es lo que lo ha puesto en los medios, como una cosa rara, como una exepción para confirmar la regla y sin embrago no se marea, aprovecha las circunstancias con inteligencia, habla sereno. Pero de algún modo se percibe cierta ansiedad en él por pasar lo antes posible a través del relato de rigor de su pasado, no por vergüenza o por deseos de ocultar parte de su vida, si no por que tiene otro plan, donde ese relato oscuro que este último año ha debido repetir en decenas de medios de prensa es apenas el preludio de un manifiesto que le urge proclamar, y que habla de causas más que de consecuencias…
Barrikada: ¿Y que pasaba por la cabeza de aquel Cesar de la villa hace más de 5 años?
Camilo: Antes de caer preso nunca se me hubiera ocurrido escribir un libro, ni siquiera leer un libro y mucho menos hacer poesía. Yo no sabía nada de filosofía o de política. Sólo sabía usar un revolver, drogarme, robar para comprarme ropa de marca y creerme que era Al Capone, en fin, como tantos pibes de cualquier villa, de un barrio pobre en cualquier parte de Latinoamérica…
Pero toda historia de liberación – a parte de dolor y bronca - guarda algo de magia, y en la historia de Camilo también. Un día llega a la cárcel donde estaba encerrado Camilo un tal Patricio “Merok” Montesano, un mago -“un vago que daba taller de magia voluntariamente dentro de la cárcel” relata Camilo.-“Nos trataba bien, no venía desde un lugar de profesor, ‘a ustedes, negritos, les vengo a enseñar cómo es la vida’, que es muchas veces la postura de los talleristas en la cárcel. El nos trataba como personas, no como monstruos. Nos enseñaba un truco de magia y nos hablaba de Walsh, de Cooke, del Che, de lo que pasó en los ’70. Nos hablaba de arte, de poesía, de cultura. Al principio no le di mucha importancia, ‘este loco de mierda, qué me importa lo que dice, si total a mí me quedan un montón de años’. Pero venía en serio, con pureza, para ayudar.”
Barrikada: Y van llegando los libros…
Camilo: si, pero no fue de un día para otro. De a poco fui abriendo la cabeza aunque los primeros libros que leí eran de autores bastante conservadores como Borges o Miguel Casares, que si bien no tenían ninguna revelación social o política para mi, me entretenían. Los primeros libros que me empiezan a pegar de verdad son de Roberto Arlt, porque escribía con lunfardo sobre realidades de la calle, y de alguna manera me sentía identificado. Y otro que me despertó fue un libro del Che. Porque yo no sabía nada de él. Porque si bien un pibe de una villa en mi país lo ve al che por todos lados, en banderas y remeras no sabe de su obra. Muchos ni siquiera saben que era argentino. Y cuando leí al che me gustó esa historia, esa aventura real de un loco que luchaba por la justicia social para gente como yo, para los de mi clase, y que por eso termina asesinado injustamente. Fue muy importante para mi saber del Che.
Es a raíz del acercamiento a la historia de la revolución cubana de mano del Che que aquel pibe preso llamado César empieza a darle nombre al otro pibe que esta naciendo más libre desde su interior…Camilo, por el comandante Camilo Cienfuegos, y Blajaquis
por el militante peronista asesinado en la pizzería La Real , relatado por Rodolfo Walsh en su libro ¿Quién mató a Rosendo?...
Rodolfo Walsh fue otro autor clave. –“La conciencia de Walsh, su inteligencia unida a la acción. Comencé a interesarme por lo que había pasado en la dictadura, que había afectado a mi barrio. Siempre vivimos en la exclusión verdadera, la cultural y educativa – explica Camilo.
Camilo me va comentando una larga lista de autores de la literatura universal que considera le fueron abriendo la cabeza por distintas razones: Bukowski, Edgar Alan Poe, Nicolás Guillen, Alejo Carpentier, Hemmingway y Cortazar. Pero confieso que me sorprende realmente cuando me habla de literatura filosófica como Spinoza, Heráclito, Nietzsche, Deleuze o Focault…
Barrikada: ¿leíste a Focault en cana?
Camilo: Si, algunas cosas, textos sueltos pero muy importantes porque el ponía en palabras cosas que yo estaba viviendo, y permitía explicarme las cosas que me estaban pasando, los juegos del poder, el disciplinamiento, el surgimiento de la cárcel, el concepto de castigo…en fin. Y hoy lo sigo leyendo, pero ahora desde otro lugar, porque estoy estudiando filosofía.
Hoy Camilo esta estudiando filosofía, pero su afán de superación y desarrollo cultural no tiene que ver con un camino individual o un delincuente reformado que reniega de su pasado, por el contrario, Camilo vuelve a la villa Carlos Gardel donde se crió y por eso es respetado (aunque se puede suponer que su trascendencia pública en la cultura seguramente le permitiría residir en algún barrio menos complicado). En la villa ha encontrado una posibilidad para dar talleres de literatura para jóvenes de 12 a 25 años, donde incluso le han caido pibes enfierrados, viejos amigos de los tiempos del choreo buscando desahogo, pero en los talleres de literatura Camilo pone las reglas de juego, que ya no son las de la calle y lo respetan. -“No es que cambié, porque si digo que cambié es cómo si dijera que soy otro, que me cambiaron allá adentro…y no, yo soy el mismo, en todo caso hice mi propia metamorfosis como en el cuento de Kafka, en ese caso él habla de un ser humano que se va a dormir para despertar como una cucaracha. En cambio en este caso diría que entró en la cárcel un pibe chorro, y aunque todo está hecho para que saliera algo peor todavía, lo que sucedió es que salió un poeta. Alguien que quiere que se genere algo más interesante para las generaciones que se vienen. Y puedo decir que cuando salí de la cárcel aparecieron las armas, las invitaciones a salir a robar de nuevo, pero dije que no, mi cabeza ya estaba en otro lado, entendí que el chorro lo que busca es plata, y plata es lo que necesita este sistema, es todo parte del mismo jueguito y lo puedo decir porque yo fui parte de eso. No es que se roba a lo Robin Hood para repartirle a los pobres, hoy el pibe sale a robar para tener algo material que no tiene, y para mi lo que esta mal es justamente lo material, todo este sistema de consumo”. explica Camilo
Militante de la cultura marginal
Camilo lleva adelante otro proyecto que corre por carriles alternativos y autónomos: se trata de una revista llamada Todo Piola? (donde el signo de interrogación es particularmente relevante)…
Camilo: la revista nace estando yo preso. Patricio (el mago) le pasa mis primeros manuscritos a un amigo diseñador grafico, que a su vez se junta con otros amigos anarquistas y otra gente que estaba ya escribiendo, y de a poco se va formando el grupo que saca Todo Piola?. Es así que los primeros 4 números son ediciones que las sacamos clandestinamente adentro. Y la idea de ponerle ese nombre es porque quería que esa expresión tan común deje de afirmar y pase a interpelar: ¿esta realmente Todo piola...?
Barrikada: ¿y?...¿esta todo piola?
Camilo: ¡claro que no!, están mal la mayoría de la cosas, y nosotros escribimos sobre eso, sobre lo feo que esta todo. Y no por pesimismo, ni por nihilistas, todo lo contrario, somos optimistas porque el primer paso para creer en el cambio es decir que lo que hay esta mal. Y bueno, Todo Piola? nació con esta idea, cómo un desahogo después de darme cuenta de todas estas cosas. De porque estaba en cana, de porque el noventa porciento de los que estabamos ahí adentro veníamos de las zonas más pobres…¿casualidad?, no, causalidad inmanente, o sea que pasa todo el tiempo, constantemente. Y una causa tiene su efecto, y acá el efecto es violencia. Es decir, si hay marginación, y exclusión ¿que esperamos obtener cómo resultado?, ¿abrazos y paz?. ¿Acaso esperamos que aquellos a los que le damos la espalda nos devuelvan un clavel?...estamos pidiendo lo imposible si pretendemos eso. Por eso decimos que pasa por pedir algo mucho más realista, mucho más probable, que es terminar con las causas de la injusticia y la marginación para que no haya más violencia.
Barrikada: ¿y cómo te parece que se logra eso?, ¿Cuál es la salida?
Camilo: y mirá…en lo inmediato es que se ofrezcan herramientas, darle oportunidades a los pibes de los barrios. No se bien como se tiene que organizar, pero yo apuesto a formas de organización colectiva y a que haya un sentido solidario, una ganas de igualdad. Mi utopía es que no exista el dinero o el Estado, pero mientras exista pienso que tiene garantizar la dignidad a la gente, osea casa, comida, cultura y oportunidades para poder desarrollar alguna potencialidad que todos tenemos.
Barrikada: En Uruguay se está promoviendo la baja de la edad de imputabilidad ¿estás al tanto?
Camilo: si, se que allá están re-paranoicos con eso. Acá en Argentina hace mucho tiempo que se está impulsando la baja y ahora está la ley en el Congreso. Es lamentable, porque lo que va a pasar si se aprueba eso es que va haber más violencia simplemente, más sangre desde más chico, y lo van a ver dentro de diez años en las estadísticas…¿y ahí cual va a ser la solución que propongan?...
Una llamada interrumpe la charla. Camilo explica que es día de reunión del colectivo que edita la revista Todo Piola?, y me invita a conocer la barra. Se trata de unos diez jóvenes que debaten sobre los contenidos del próximo número y resuelven las maneras de una distribución alternativa. Las ides brotan una tras otra. Es un espacio de mucha horizontalidad y franqueza, se respira fresco y no existe el clima de suspicacias o cálculos que habitualmente circulan en reuniones de un clásico colectivo político. El método de trabajo que eligieron es el de usar un material audiovisual como disparador para una discusión sobre los temas para el próximo número.
Me despido, regreso hacia la estación del subte cuando ya la oscuridad cae sobre Buenos Aires. Los destellos de las marquesinas luminosas y las vidrieras resplandecientes de mercaderías contrastan con las miserias presentes en todas partes. Pibes con actitud desafiante, pibes de barrios pobres entre yupis asustados, pibes en la mala pero con championes Niké observados de cerca por la Federal.
Un afiche de Macri abrazado de su familia anuncia el porvenir seguro e ideal.
Me voy hojeando la poesía de Camilo que se confunde con el paisaje que veo.
Fin del viaje.
* En la versión impresa este artículo viene acompañado de la nota "Alzas y bajas en la bolsa (del porro)", por Camilo Blajaquis, extraído de la revista "Todo Piola?" nº 11. Poemas de Blajaquis y referencias varias. El presente artículo es una entrevista realizada en Bs.As por Barrikada en Agosto del presente año, e incluye citas del programa "Historias Debidas", extractos de nota en "Pñagina 12" y entrevista de TN.
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