domingo, 18 de diciembre de 2011

4 ex-presos recorren el cuartel La Paloma


De la capilla de la tortura al Museo Alférez Alexis González

recibimos de Irma Leites

Los que entramos a Artillería 1, La Paloma en el Cerro, retrocedimos:
36 años atrás / 37 años atrás / 38 años atrás / 40 años atrás

En la mañana, al partir de mi casa, hacia allí, en un día desaforado, le dejé una notita a mi hija, que aún dormía: “Voy a retroceder a un diciembre de hace 38 años. Voy a atestiguar que el túnel del tiempo EXISTE, ojala vuelva más joven, no te lo aseguro, Ja!”

Pero, por suerte una vez más, lo que comprobamos que existe, sin duda, es el fabuloso ovillo de la memoria, que lo desata un aroma, un susurro, el roce de las botas al sonar subiendo por las escaleras.
Y entonces, ese hilo se desliza por el pasadizo del tiempo, como un pequeño hilo de agua, que se convierte en una pequeña cañada y luego un arroyo, un río un torrente hasta ser mar.
Hasta devolverle a los ojos una imagen certera del sitio donde nos  torturaron.  
Hoy el oficial nos abría las puertas cerradas. Antes, hace 38 años para mí, ese roce nos venía a buscar para bajarnos a la “máquina”. 
Pequeños detalles dormidos dentro de nosotros que se despiertan para señalar, acusar, condenar. Pequeñas energías que se encienden, solo basta que sople un viento suave y se activa…aparecen y aparecen, como ráfagas. 

De nuevo ese frío, esas presencias que solo los que estuvimos allí podemos percibir.
Ahí mataron al gordo Marcos, a Basilicio López, ahí sobre un banco, hambriento y aterido, dejaron morir una mañana de invierno a un compañero, por omisión de asistencia, después de una ducha fría, ahí torturaron a cientos de mujeres y hombres, ahí enloquecieron al negro Richard… ahí hambrearon, estaquearon.

Ahí, el Cacho los puteaba. Ahí, con lo que se podía se conspiraba para resistir. 
Ahí, cuando ubiqué el calabozo en el que me tenían desnuda, vi el rincón de las ratas, sentí el olor a la grasa rancia que nos ponían por el cuerpo, ahí aún, pude oír el chillido de las ratas que usaban para torturar y les conté ante el asombro del policía de la técnica, que le hablé –hace 38 años- a la rata, le decía que no se acercara, ella en un rincón, yo en otro. Y no se acercó.

Al rato la sacaron de mi celda. La rata fue más humana que el Pajarito Silveira
Y la resistencia viva, también en ese sitio, le mostré a la Fiscal la paloma que dibuje la noche anterior, porque la recuerdo en detalle, una paloma hecha con sangre, ahí en ese calabozo: una paloma que quería decir estás acá, un silbo, un texto,

Alguien limpia la celda de la tortura  / Que se lleve la sangre no la amargura…

Ahí, cuando ubicamos la perrera y el frontón donde nos hacían los simulacros de fusilamiento- hoy leñera- pude percibir el frío que te corría por la espalda cuando en la madrugada te gritaban “corre, corre pichi” y estabas desnuda en medio de soldados y oficiales armados y los perros metidos en la perrera se desesperaban ladrando y tirándose contra los tejidos y no sabías si era verdad que te dispararían o largarían los mastines.
Pude oír las ráfagas que daban contra el frontón y los trozos de pared que te golpeaban y luego cuando ellos se arrimaban y en vilo te levantaban y reían, reían… risa de oficiales mandamás  y de soldados cobardes diciendo amén por el juramento de obediencia debida o simple cobardía. 
En fin…seguro no volví a mi casa con 20 años pero sí con la certeza de que ese viaje por el túnel del horror, le puso el marco físico a lo que vive en mí y en cada uno de los compas que sobrevivimos.
Ese lugar existe, como existen los archivos, las fotos, estos ejércitos no destruyen ni los papeles, ni sus fotos, ni nada, son trofeos, o salvoconductos, son “museos” se jactan de sus “hazañas” de clase.
 Como conservan esa silla y esa toalla ahí, las mismas de la tortura en el “museo” como simples trofeos de guerra.



¿Dónde tendrán las capuchas? ¿En el sótano?


En el sitio, donde se torturó pervive ese halo de dolor oloroso: mezcla agria a lágrimas y sangre. 
Y esos sudores que solo despide el miedo y creo que la dignidad desnuda ensangrentada, atada no desaparece se mete entre el piso de adoquín de la sala de tortura que tan ingeniosamente Gavazzo nombraba como la capilla, él, era el cura. Con el cual  todas y todos “se confesaban” colgadas, picaneados, violadas. En la humedad que despiden las paredes está la sangre.
Sin hablar fuimos a buscar, bajo la escalera, la puerta al infierno.
Esos detalles del que fue torturado, encapuchado y entrado por puertas que no vimos pero todos sabíamos que allí estaba y si, allí está la huella, la marca de una puerta clausurada, la cerraron pero no le colocaron ni siquiera el tramo de zócalo.

Camuflada muy grotescamente –porque la impunidad de los ejércitos tiene eso- ellos cuando están en el ejercicio del terrorismo de estado se creen invencibles.
No prevén que décadas después los que vosotros torturáis, entren a los cuarteles, cierren los ojos y ubiquen escaleras, calabozos, tirantes donde nos colgaban, enchufes.
No importó ni importa al próximo mandón de turno que paso allí.
Ellos heredan  cuarteles para consagrar el credo de todas las FFAA, “morir por la patria y vivir sin razón” como dicen los Sin Tierra.


Y la consagran con la rúbrica del capital: la IMPUNIDAD.   



¿Y saben qué? No se siente que el dolor, sea en vano, no
. El dolor de la barbarie sufrida por los y las compañeras que amas, no nos vence.
Nos hace sangrar la herida que te provocó la víbora,  para que salga el veneno, y no te estalle dentro. Es sanador cualquier peón rural lo sabe. Es la cura sin doctor.



Sirve para que el poder judicial, que en general re victimiza a los testigos y es ciego, compruebe que la ingeniería de la impunidad no es invento de viejos o viejas resentidas, sino un proceso que DEBEMOS TORCER, QUEBRAR, porque sus efectos son la desintegración de hoy, los datos de hoy, la vida hoy: las mujeres asesinadas en sus casas, la pasta base, la indiferencia, las cárceles hoy, la tortura hoy, la falta de deseos de revolución de hoy.

Va lejos el olfato, para poder hoy mirar, juzgar y condenar.
Va lejos el oído para volver hoy a encontrar los sonidos del horror y los lazos de la resistencia, el combate.
Un sitio, una escalera, un tirante, una pared.

Un falso piso para ocultar vaya a saber qué. Todo lo vimos…en esas 2 horas y media.

Primero reconocimos el lugar donde daban las visitas, a los que permanecieron años allí, el pabellón “DEPÓSITO DE PRESOS”, el de la hambruna, el del maltrato eternizado, un sitio de muerte lenta, luego el frontón, la perrera.

Después pasamos frente al “Museo”, la palmera, los cañones, claro, en  un cuartel no es nada extraño, que los tengan. Pero en este caso ese museo, lleno de cañones, monturas, casquillos de balas, tiene una puerta, por la que asoma una escalera


ESA ES nos dijo todo dentro de nosotros, la misma por la que resbalamos mojados, por la que nos bajaban en andas, con la baranda herrumbrada, hoy  pintada de verde… este “Museo” ubicado frente a una palmera en el lugar central del cuartel, como el florero en una mesa, esa era la capilla de Gavazzo, de Cordero, de Silveira, de Scala, de Agosto, como un florero en una mesa…

Pero no, nada de románico, ni familiar, ni cálido.
Un sitio central en Artillería 1 para la sala de tortura. Ahí en medio de todos los pabellones del cuartel, ahí mismo un lugar que nadie podía desconocer.
En el recorrido nos cruzamos con él.    
Los ojos abiertos, los tímpanos alertas, un día de narices vivas, y el burdo camuflaje de los impunes hicieron posible encontrar la escalera. Igual que en el Florida, allí en Artillería 1, ellos dijeron que los compañeros asesinados en la tortura, se tiraron por la escalera. 

Burdo argumento plasmado en varias partidas de defunción firmadas por los impunes médicos asesores de tortura.



El sobrevivir nos da el dolor de ver los pactos,  la complicidad de los otrora compañeros con la impunidad, pero también el privilegio de aprender a amar más a los verdaderos compañeros.
El humor negro nos rescata, es el recurso de la sanación en medio de la insania de un cuartel, ese humor  que nos dice:
Vayámonos de acá, antes que se dé otro golpe de estado…y nos encuentre dentro.
Soldados y oficiales, policía técnica oían los horrores contados en la escena del crimen…que alguien se haga cargo.
De alguna manera sentí que me llevaba de allí adentro muy vivo al Gordo Marco, a Anita Rosadilla, a la Pitico, a la Negra Tere, al Vasco. ¡Salú compas!

Para ellos, una vez más, las palabras de Pablo:

Ellos aquí trajeron los fusiles repletos

de pólvora, ellos mandaron el acerbo

exterminio,

ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba,
un pueblo por deber y por amor reunido,
y la delgada niña cayó con su bandera,
y el joven sonriente rodó a su lado herido,
y el estupor del pueblo vio caer a los muertos
con furia y con dolor.
Entonces, en el sitio
donde cayeron los asesinados,
bajaron las banderas a empaparse de sangre
para alzarse de nuevo frente a los asesinos.

Por esos muertos, nuestros muertos,
pido castigo.

Para los que de sangre salpicaron la patria,
pido castigo.

Para el verdugo que mandó esta muerte,
pido castigo.

Para el traidor que ascendió sobre el crimen,
pido castigo.

Para el que dio la orden de agonía,
pido castigo.

Para los que defendieron este crimen,
pido castigo.

No quiero que me den la mano
empapada con nuestra sangre.
Pido castigo.


No los quiero de embajadores,
tampoco en su casa tranquilos,
los quiero ver aquí juzgados
en esta plaza, en este sitio.



                     Pablo Neruda

 Irma Leites

Sobre presentación libro Mejías Collazo


Las luchas revolucionarias de la región, 
a calzón quitado

Un protagonista de la militancia clandestina de los ‘60 hace un alto en el camino a los 76 años y ofrece detalles de luchas, dudas, golpes, debates, y razones de los combatientes.

Fuente: TIRSO FIOROTTO - UNO - / Actividad Siglo XXI / Entrerrios 

Ernesto Guevara había nacido en la margen occidental del río Paraná, Hébert Mejías Collazo en la República Oriental del Uruguay, con una abuela de Cuba y un abuelo español.

Se encontraron precisamente en Cuba, cuando el Che ya era el Che, en un abrazo que marcaría para siempre al oriental. De los mensajes del revolucionario argentino cubano tomó Mejías Collazo sus convicciones latinoamericanistas, antiimperialistas.

La semana pasada presentó en Montevideo un libro con los relatos de la vida de sus compañeros, las experiencias propias y el contexto revolucionario de los años 60. En un concurrido encuentro, Mejías Collazo reflexionó sobre las razones de la obra y trazó paralelos con la actualidad.

También se escuchó un vibrante discurso de la militante de La Plenaria Memoria y Justicia, Irma Leites.
Sus expresiones no tuvieron reparos a la hora de calificar al gobierno actual del Uruguay, y dada la trayectoria de Leites merecen especial consideración.

Tanto Mejías Collazo como Leites han visitado Paraná, donde intercambiaron conocimientos y pareceres en varias oportunidades con agrupaciones entrerrianas, en particular las vinculadas a los derechos humanos y la educación.

El centro de “Volvería a hacerlo” es, claro, el Uruguay, pero contiene referencias a momentos señalados de Argentina, Chile, Cuba, Costa Rica y países de Europa, donde el autor estuvo exiliado. Es una vida y es un mundo.

Coherente con su visión, que discute las fronteras sudamericanas, Hébert Mejías Collazo pidió que su obra fuera prologada por dos entrerrianos.

Por siempre sedicioso

Volvería a hacerlo” es un libro ameno. Da ganas de leerlo de un tirón. Y es tan descarnado y sincero que a más de uno puede provocarle picazón.

El autor no pide adhesiones ni aplausos, no se pone en víctima ni en consejero.

Ha sentido, sí, el deber de ofrecer un relato propio, sin mediadores, sin más interés que la verdad. Y desde la coherencia de su vida incomoda, es cierto, a una dirigencia regional que terminó arreglando con el sistema.

Mejías Collazo es un intransigente y no lo oculta, como no oculta su opción por la violencia revolucionaria.
Aquí se mete en detalles de la conducta personal y por ese camino muestra la red de valores que cruzan al militante de intención revolucionaria y a los grupos. Los tiempos, los modos, los grados, todo es motivo de discusión (cuando no de malentendidos y distanciamientos) hacia afuera y hacia adentro.

Pero aún yendo a los lugares y los momentos que pueden crispar los ánimos, la obra de este oriental sereno y firme tiene la virtud de subrayar los méritos de sus compañeros de ruta, en especial de aquellos que cayeron por sus ideales.

En el fondo, Hébert Mejías Collazo ha sentido que se debía una explicación. A sí mismo, a sus hijos, a sus amores, a sus compañeros, a la sociedad, y una explicación que sirviera a todos, desnuda, para ayudar a comprender, con datos de primera mano, la complejidad de la vida de los militantes.
La obra emociona. La obra interroga y compromete, de cabo a rabo. El autor marca lo que considera gruesos errores, aquí y allá, y también grandes aciertos, y si bien una reflexión puede originarse en un hecho concreto ocurrido en el Uruguay, servirá para el análisis de cualquier experiencia de esa índole.
En algunos casos, toca puntos neurálgicos de las discusiones en la clandestinidad que pusieron a los militantes en una disyuntiva, y que pudieron torcer el rumbo de las luchas civiles en toda América. La mayor o menor adhesión a los lineamientos del Che Guevara y los encontronazos que provocó ese dilema es uno de los ejes de la inquietudes de Mejías, y del libro.

El más callado

En el prólogo redactado por el profesor Mauricio Castaldo y el autor de esta columna, se destaca la intención de Hébert Mejías Collazo de provocar hechos palpables, que consoliden la unidad de los pueblos. Como esto mismo de aceptar una presentación de amigos de la otra banda.
Dicen los prologuistas: el decano, y el más joven, y el más callado, y el que más escucha. El que prende el fuego (también en la churrasquera) y el que hace el mate y convida. El que sirve, el que presta la casa a jóvenes más o menos desconocidos para algún encuentro militante, y tira unos chorizos a la parrilla y les regala choripanes para el camino, a los desconocidos.

Si alguien no comenta quién es Hébert Mejías Collazo, él pasará inadvertido mirando, en un segundo plano, en la última silla, prendido a su cigarro. Acompañando, compañero al fin.
No es una imagen, como se acostumbra ahora. Va en su naturaleza. Es así nomás.

Hébert nos pasea por barrios, cuevas, pocilgas, cárceles, embajadas, y nos muestra desde su vida misma fotos cruciales de la historia del Uruguay, de Cuba, de Chile, de la Argentina… El golpe de Pinochet, el último Perón y la Triple A… Y no los vio desde un balcón precisamente.

Guerrillero y cristiano. Artesano en las esquinas porteñas, predicador en Costa Rica. Exiliado y obrero gráfico en Suecia. Con espíritu revolucionario siempre en su vida, y con agradecimiento siempre, también en esta obra, a esa generosidad de los compañeros, aquí y allá. Tal vez el libro mismo sea una excusa para exaltar la solidaridad, virtud imprescindible para un militante que supo de soledades y prisiones en casi todos los suelos que pisó y en todos dejó, con los girones de su vida, amigos entrañables.

Tres faros

Dos faros, José Artigas, Raúl Sendic, se perciben de fondo, marcando los relieves de las historias de Mejías Collazo. Historias que, en algunos tramos, encadenan frustraciones, hay que decirlo, en el camino que se va haciendo al andar, el de la revolución.

Sendic fue, claro, un imán para este obrero bancario del sudeste oriental que se hizo militante en La Teja y tuvo olfato para las cañas y las remolachas que enarbolaban sus pares obreros del noroeste.
Cuba, por razones que explica bien, resultó determinante, y más con aquel abrazo del Che Guevara que le dio ese combustible que anima para siempre.

Son tres faros, pues. Para un militante hermano que abrazó el cuerpo y las ideas del combatiente de la entrañable transparencia, y que por ello mismo, y por todas las luchas en las que participó y participa puede decir “compañero Che Guevara”, y sin apropiaciones, porque también “el Che es de todos”.
Este es un libro que no sólo reafirma caminos sino que también desmitifica y de-construye ciertas historias e historietas políticas. Un libro que aclara, más que nunca y oportunamente (sobre todo para los recién llegados al debate) bellas entregas, y también miserias personales, ideológicas y políticas de varios de ayer que se transformaron en los políticos de hoy.

Es un libro sin dogmas, de un paisano redondo que se dice embroncado pero no derrotado, de un libertario que puede levantar, inclaudicable, una bandera roja y negra de Libertad o Muerte y, al mismo tiempo y sin dramas, encontrarse en otro abrazo con el Che. Tal vez ésta sea la lección política, para todos nosotros. Y la lucha, la lucha que en Hébert Mejías Collazo es “una cosa vital”.

-0-0-0-

Tenemos hambre de alegría

Las palabras de la militante Irma Leites, en la presentación de la obra de Mejías Collazo, se dirigieron a las raíces y al estado actual de las luchas, sin medias tintas.

“Hablar así, como lo hace Hebert, es como hablar de la familia de los padres, hijos, primas y hermanos elegidos, no de los heredados biológicamente, sino de aquellos con los cuales decidimos andar, con los que soñamos, nos comprometimos y nos peleamos… Hebert dice en sus primeras páginas que habla embroncado pero no derrotado. Sencilla y profunda reflexión. Mete las manos en el corazón de la pelea. Porque quiénes de nosotros no hemos sentido muchas veces ‘que nos cae mal haber sobrevivido’, sobrevivido a tantos amados compañeros y compañeras, haber sobrevivido para ver tanta claudicación, tanta inconsistencia ideológica con aquel amanecer soñado”.

“Estas páginas son un sitio para tomar partido, no por un partido, sino por una clase, por la lucha. Tomar posición sobre las polémicas, tomar un lugar y luchar mejor. Pero también un sitio, para volver a afirmar que la inmensa entrega de los que han quedado dignamente comprometidos en el camino, son la parte humana que sostiene su afirmación de ‘Lo volvería a hacer’… Que la coherencia del fundamento social, de la convicción de que no hay sillones posibles que nos detengan en el marco del capital, que hoy hay más causas para volver a hacerlo… el bagaje de la derrota no torcerá la vida elegida por mujeres y hombres que no concebimos en la lucha escaleras para llegar al poder sino trincheras donde destruir el poder esclavizante y construir otro mundo, otra humanidad, otro hombres y mujeres nuevas. Y que el debate histórico sobre el poder popular nada, nada tiene que ver con la sociedad del capital, con las instituciones del capital, con el estado del capital, sino con la insurrección de todos los órdenes de la vida misma de los oprimidos”.

“Un libro para repensar los nefastos efectos de la conspiración del sectarismo, esa forma de vincular las diferencias que corroen. Ese sectarismo que no reparó ni siquiera se corrigió en las cárceles, ante la represión, ante la tortura. Que existió y existe como una forma de abordar las contradicciones, que atomiza y nos relega a que quedemos mucho más expuestos al enemigo. La humanidad trasmitida en estas páginas trasciende incluso los dolores que provoca que hasta te excluyan del Abuso (la fuga) por pensar distinto”.
“Páginas llenas de expropiaciones, sueños de libertad, necesidad de trascender, de no anquilosarse en las herramientas, sino andar siempre buscando el mejor sitio, y si no lo encontramos lo creamos”.

“La injusticia de la propiedad privada, la sacrosanta ley del capital, como las causas de aquella y esta rebelión. La discusión entre anarquistas, marxistas, foquistas, sobreviviendo a la poda ideológica y política de estos tiempos. ¿Para qué? ¿Para alargar madrugadas en debates estériles entre viejos militantes, en medio del humo del cigarro y el vapor del alcohol? Seguro que no, para encontrar otro amanecer. Para impedir, que solo se escuche el monocorde sonido del poder y el miedo a disentir. Hebert afirma que en medio de la confusión ‘democrática progresiva’ agrego progresista, tenemos hambre de alegría. ¡Claro, que sí!”

-0-0-0-

El recuerdo de Raúl Sendic

Hébert Mejías Collazo, militante actual de la agrupación Barrikada, encuadró la presentación de su obra en las enseñanzas de Raúl Sendic, y tuvo varias alusiones a la actualidad del Uruguay.

“Este modelo de Estado que aún hoy padecemos ‘tiene una cara y una careta’… Así nos lo decía el Bebe Sendic ya en aquellos tiempos… ahora mejor que nunca llegamos a comprender que se estaba refiriendo a este mismo tipo de Estado que -en ciertos ámbitos juristas- así se lo ha llegado a caracterizar: ‘este Estado, no merece otra calificación que la de ´fascismo-progresista’. Ciertamente: se trata de una muy dura pero certera calificación que -en lo esencial de su contenido- personalmente confieso compartir… Sendic hoy ha pasado a ser uno más entre los olvidados: algo así como un convidado de piedra” en las ‘historietas’ escritas por tanto impostor”.

Mejías mencionó a varios de sus compañeros y aunque el lector pueda conocer poco de estos militantes, vale escucharlo para valorar el espíritu del autor. “quiero aclarar que quienes hoy continúan convocándonos son precisamente ellos: nuestros mártires dignamente caídos en pie de lucha.

Sí: son ellos quienes hoy nos siguen convocando con su ejemplo de entrega y sacrificio: Alfredo Cultelli, Ricardo Zabalza, Jorge Salerno… ( jóvenes militantes caídos en la toma de Pando)… sin dejar de recordar también –junto a ellos- el ejemplo legado por aquellos otros jóvenes mártires estudiantiles: Liber Arce (símbolo de lucha signado desde su bautismo con nombre de consigna)… Susana Pintos, Hugo de los Santos, Héber Nieto... ellos: entre tantos otros que -como la maestra Elena Quinteros- ofrecieron sus vidas por aquella soñada revolución… hoy traicionada”.

La obra “también pretende rendir justo homenaje a la memoria del Bebe Sendic, de Gerardo Gatti y León Duarte… de los tupamaros Eduardo Pinela, Carlos Flores, Mario Robaina, entre tantos y tantos otros. Así como también se trata de rescatar la memoria de los queridos compañeros libertarios: el “gauchito” De León, Elena Quinteros, el “Pocho” Melchoso, el “santa” Romero” … y tantísimos más. Entre unos y otros… también el “loco” Rivera: toda una vida testimonial de lucha consecuente, fallecido -no hace tanto- sin haber alcanzado a vislumbrar siquiera… la realización de sus sueños libertarios por una patria para todos”. 

                                                                                                                                                                    TIRSO FIOROTTO



Sobre Facón Grande: por Daniel Tirso Fiorotto



Hallazgo: en la Patagonia cuentan proezas del legendario carrero entrerriano Un centenario expediente reveló la cuna del mártir Facón Grande
Fuente: Análisis


Este mes se cumplen 90 años del asesinato del entrerriano José Font (Facón Grande) en la Patagonia, y el líder cobra ya las dimensiones de un prócer en el movimiento obrero sudamericano. El biógrafo del combativo dirigente sindical en Gobernador Gregores, Santa Cruz, adelantó a ANÁLISIS que en un abultado expediente antiguo originado en una denuncia judicial hallaron un testimonio de puño y letra del carrero sobre su cuna en una ciudad entrerriana, y dijo que pronto publicará un libro con detalles. El fusilamiento fue un crimen de lesa humanidad, afirmó, y no descartó por completo un probable origen oriental de los Font.

La “Parada Font”, todo un misterio.

La lucha, el coraje, la sinceridad, la solidaridad y el fusilamiento de José Font en 1921 resultan estremecedores. En la Patagonia, Facón Grande despierta ya los más hondos sentimientos y reconocimientos. “La lucha no ha terminado, está tu facón en camino pues tu corazón entrerriano es de este sur, sigue vivo”, dice una bellísima canción de Sergio Castro.

Durante muchos años fue un ilustre desconocido para la gran mayoría de los argentinos. A partir de las investigaciones y denuncias del escritor Osvaldo Bayer y otros estudiosos, el carrero anarquista de la Patagonia que decía ser “entrerriano de Montiel” fue cobrando estatura de prócer para el movimiento obrero, y hoy su historia es ya ineludible en las luchas sociales del siglo XX.

Apodado Facón Grande por andar con un cuchillo desmesurado en la cintura, José Font era un carrero, experto en ese y otros oficios campesinos (jinete, constructor de ranchos). Cuando las huelgas de la Patagonia por salarios, salud y velas (sí, velas), Font se desempeñaba como un obrero del transporte, cargaba lana y cueros en las estancias, con carros y caballos de su propiedad.

Dadas sus condiciones personales, y después de acusaciones que lo tuvieron contra las cuerdas en la justicia y lo hicieron recelar de los grandes propietarios, fue elegido por los obreros de las estancias para que los representara en sus reclamos ante la patronal y aceptó.
Así se metió de lleno en las luchas por los derechos de los trabajadores, y un 22 de diciembre de 1921 fue fusilado por miembros del Ejército, bajo las órdenes del coronel Héctor Benigno Varela. Día infausto para los trabajadores del mundo.

Convocados por la fecha del crimen, y por obras referidas a la inmigración de familias uruguayas en Entre Ríos, visitamos zonas del país vecino con alta presencia de los Font, y consultamos a Pablo Lagallé, artista, historiador y conservacionista patagónico, docente de Ciencias Naturales, que escribió una biografía del gran anarquista.

“Hablar de José Font, Facón Grande en la Patagonia, es hablar de uno de los líderes ruralistas más legítimos del movimiento huelguístico de 1920 y 21 en Santa Cruz, ya que a diferencia de sus pares (dirigentes) es proclamado por la propia peonada como su representante”.

“Nació en Concepción del Uruguay según su propio testimonio a fines del 1800”, y hay “documentos que forman parte de un trabajo revelador sobre su verdadera identidad, próximo a publicar”, comentó Lagallé a ANÁLISIS.

Luego indicó que Facón Grande “hace honor a su tierra natal Entre Ríos, exhibiéndose ‘hijo de Urquiza’, en una disputa que mantiene con otro entrerriano”.

Documento ocultos de la huelga de 1921 comenzaron a transformarse en prueba clave hace poco menos de cinco años, cuando la hija del entonces administrador de Estancia San José (establecimiento a cargo de José Font en 1916), Serapio García, los presentó como ‘una manera de hacer justicia a favor de Font’, casi cien años después. Hoy conforman el cuerpo principal de las conferencias y de la próxima publicación de Lagallé, que pone en evidencia la verdadera identidad de Facón Grande, “desmitificando otras teorías sobre su procedencia”.

En sus conferencias, el investigador expone reivindicaciones sobre Facón Grande. “Reivindicaciones que limpian su nombre y hombría de bien, ocultas por la saña y la injusticia de un crimen de Estado que ni el viento patagónico pudo borrar”.

Pese a todo, ante consultas de ANÁLISIS sobre el paso de muchas familias uruguayas a Entre Ríos a fines del siglo XIX y principios del XX, Pablo Lagallé no descartó que los Font pudieran ser inmigrantes de la República Oriental del Uruguay.

¿Cómo era el líder?

“Pequeño, de ojos claros, marcado por la viruela de su infancia, el entrerriano José Font es un ejemplo a seguir que hoy revive en nombres de calles y escuelas de la Patagonia. En su honor y el de sus compañeros ‘Caídos por la liverta’ (frase y grafía original de la cruz que recuerda a los asesinados en Estancia San José), no podíamos hacer menos que poner en alto su memoria, y las identidades de los peones rurales argentinos y extranjeros, que ofrecieron su vida en son del grito potente de rebelión”, apuntó Lagallé.
Luego precisó, en referencia a un cuestionario de ANÁLISIS: “hay algunas preguntas que no puedo responder, como si Font tiene familiares en Uruguay. Como dato extra, le comento que en los últimos 20 años hemos dialogado con varios Font de su provincia y del Uruguay, y nadie se exhibe familiar. Incluso rastreamos el origen de su apellido desde España a través de Jordi Font, delegado de Cataluña en Argentina -que casualmente lleva su mismo apellido- , no obteniendo ningún dato esclarecedor que aporte a la investigación”.
-Usted dijo que Font declaró que era de Concepción del Uruguay, pero dejó algún resquicio, es decir, mientas no encontremos la partida de nacimiento… Si José Font hubiese sido oriental, ¿le hubiera convenido decirlo? Por las leyes de entonces ( la ley de Residencia que facilitaba la expulsión de extranjeros)… ¿no era mejor subrayar su cuna en Entre Ríos?, preguntó ANÁLISIS.
-Hay muchos otros datos y signos que brotan de testimonios de contemporáneos de Font, que lo muestran como entrerriano. Manifiesta ser “hijo de Urquiza” en una disputa que tiene con otro entrerriano. Juan Tirachini (fundador de Estancia Los Granaderos) en su libro “Mi labor de medio siglo en la Patagonia”, quien tiene un trato personalísimo con él, lo describe entrerriano por tonada y por dicho de Font, y él finalmente se declara entrerriano nacido en Concepción… Podría ser lo que usted dice, pero no tenemos nada que nos haga sospechar de esto… Los datos en que baso mi testimonio forman parte de la declaración de José Font (a) Facón Grande, tomada por un oficial de la policía del entonces Territorio de Santa Cruz, en ocasión de apresarlo por un delito a la propiedad privada en 1916. Con gran cantidad de fojas muestra el proceso de su juicio aproximadamente por dos años hasta que lo liberan de toda responsabilidad. En lo que llamaban “ficha dactiloscópica” confeccionada con sus datos, se repiten sus mismos datos. Sabiendo que está enjuiciado y teniendo que demostrar su inocencia, cosa que finalmente hace, siendo fichado y encarcelado, no creo que le mienta a la justicia y policía diciendo que es Argentino cuando no lo hubiera sido.

Helvecia ¿una pista?

Volvimos la mirada al notable José Font a raíz de la edición de un libro titulado Memorias de Irazusta, de Delia Esther Notthoff, que reveló la existencia de familias González Font en esa zona del departamento Gualeguaychú, oriundas de Nueva Helvecia en la República Oriental del Uruguay.
Para hablar de la Familia González – Font, Notthoff recurrió a un texto que le escribió, a su pedido, Marta González Gabriel, descendiente. Y dice: “el matrimonio Marcelino González – Teresa Font y sus hijos nacidos en Nueva Helvecia Rca Oriental del Uruguay, Juan Adolfo, Juan Marcelino, Celestino Guillermo, Justo y Segundino Martín, llegaron en 1906 por barco en busca de mejores perspectivas para la familia en un clima político más tranquilo. En un primer momento se establecieron como arrendatarios en diferentes campos Fraga y Parga, en Pehuajó Sud, y Luciano, en Pehuajó Norte, a partir de 1922. En 1941 se trasladaron a los campos de la Sucesión Villagra, en Talitas. Marcelino González (1873) nacido en Canelones, Rca. Oriental del Uruguay, se casó en 1898, en Nueva Helvecia, con Teresa Font (1880), nacida en San José, Rca. Oriental del Uruguay…”

El texto sigue. Lo interesante, entre otras cosas, que hallamos en esta obra es que Pehuajó Norte queda en el departamento Gualeguaychú pero al lado de Concepción del Uruguay, la ciudad que según las investigaciones de Lagallé y otros vecinos de Gobernador Gregores fue señalada por José Font como su cuna.

Hay un dato ineludible: la gran cantidad de familias orientales que se asentaron en Entre Ríos a finales del siglo XIX y principios del XX. (Entre ellas el padre de Linares Cardozo, por nombrar a un famoso). Y en especial lo hicieron en zonas más o menos fronterizas y rurales de los departamentos Uruguay, Gualeguaychú, Gualeguay, y en el hoy Islas del Ibicuy.

De esta manera, una persona como doña Teresa Font que se registra entre las primeras pobladoras de Irazusta pudo ser (por las fechas), hermana o prima de José Font. Es decir: es muy lógico buscar a la familia Font en los alrededores de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, como lo están haciendo Lagallé y su equipo, pero no es descabellado buscarla en las localidades de Helvecia o San José en la República Oriental del Uruguay, para conocer detalles del origen del gran dirigente obrero.
(Ya se había buscado por Durazno, en el Uruguay, sin resultados).

Con estos datos curiosos indagamos esta semana sobre los Font de esa zona uruguaya, y visitamos Helvecia en el departamento Colonia. Allí, un historiador local, Omar Moreira, nos señaló que en efecto, los Font se afincaron en la región pero él no había relacionado la historia del anarquista patagónico con esa familia. Aún así, nos apuntó que existía por ahí cerca un paraje denominado “Parada Font”, y nos puso en contacto con familias Font de Montevideo.

Viajamos hasta esa zona rural, un descampado, a 12 kilómetros de Helvecia, a medio camino entre esa ciudad y Cufré, en el departamento Colonia. No encontramos más que un pastizal, y un antiquísimo aljibe profundo, testimonio de una tapera que muchos vecinos olvidaron. Alrededor, trigo, tambos, unas pocas viviendas y algún rancho. Eso es lo que queda, ni un cartel siquiera, de lo que fuera Parada Font.
En Helvecia, colonia suiza, hay muchos Font en la actualidad. El libro de Lagallé, que estará disponible en 2012, mostrará facetas desconocidas del carrero. Pero el investigador patagónico no pierde la esperanza de hallar la partida de nacimiento que corrobore los dichos de Facón Grande, que se decía “entrerriano del Montiel”.

Hay varias anécdotas sobre el fusilamiento. La traición, las burlas (quitarle el cinto, colocarle en las manos una lata); la actitud de José Font, su pudor… Todo nos lleva a sacarnos el sombrero por el obrero anarquista, sus compañeros, y por los investigadores como Lagallé que nos están alumbrando (y concientizando) desde (la ahora más) entrañable Patagonia.

Al gaucho que dio tela para el tremendo personaje encarnado por Federico Lupi en La Patagonia Rebelde (dirigida por Héctor Olivera) hoy le recitan versos y le cantan canciones con ritmos argentinos, con letras de hondo contenido que resaltan la entrerrianía de Facón Grande. Emociona, por caso, la canción que interpreta Sergio Castro en la cantata Patagonia de Fuego, hay que escucharla. “El cielo de Jaramillo lo vio caer cara al viento con cuatro fuegos, y afuera se regocija Varela”, dice.
“Pero andarás con tu nombre del brazo de la justicia, te ha traicionado Varela, no pudo con tu bandera… La lucha no ha terminado, está tu facón en camino pues tu corazón entrerriano es de este sur, sigue vivo”.


Los aportes de Lagallé

Pablo Lagallé, seudónimo de Marcelo Serafini, es autor y director del cortometraje “Cañadón de los muertos, 70 años de silencio”. Autor de “Crónica de un obrero Patagónico – Cantata sobre la huelga de 1921”.

Perito demarcador de la “Ruta de la huelga de 1921”, participó de la demarcación de sitios de fusilamiento de peones rurales en zona centro de Santa Cruz, que recorre 600 kilómetros desde Gobernador Gregores hasta Puerto Deseado pasando por Jaramillo.

Lagallé, un profundo admirador de José Font, posee datos muy precisos y reveladores sobre la vida, los trabajos, los conflictos y los bienes de facón Grande. Incluso sigue una nueva teoría: que Facón Grande es en verdad el fundador de Gobernador Gregores.

Si bien muchas de las pertenencias del carrero desaparecieron, Lagallé comentó a ANÁLISIS que encontraron la madera donde un herrero ensayó la nueva marca para vacunos y yeguarizos, que Font había tramitado pero no alcanzó a usar.


Daniel Tirso Fiorotto


jueves, 24 de noviembre de 2011

Mejías Collazo presenta libro



Montevideo-Uruguay / 2011

"El decano, y el más joven, y el más callado, y el que más escucha. El que prende el fuego y el que hace el mate y convida...
Si alguien no comenta quién es Hébert Mejías Collazo, él pasará inadvertido mirando, en un segundo plano, en la última silla, prendido a su cigarro. Acompañando, compañero al fin.]No es una imagen, como se acostumbra ahora. Va en su naturaleza.
Es así nomás.
Esta es la historia de un bancario que hipotecó un futuro cómodo y sin sobresaltos por un lugar en la lista de los “sediciosos” más buscados cómo fundadores del MLN Tupamaros; esta es la historia de un irredento que colaboró en la fundación de la OPR-33, la organización armada anarquista con la que llevaría a cabo la expropiación de la bandera de los 33 orientales; es la historia de un experto en explosivos, de un falsificador de documentos para la resistencia; es la historia de una fuga, de un exilio y de una vuelta a comenzar una y otra vez…es la historia de un hombre y –a la vez- es la historia de la lucha de un pueblo.
Es un libro sin dogmas, de un paisano redondo que se dice embroncado pero no derrotado, de un libertario que puede levantar, inclaudicable, una bandera roja y negra que actualiza la consigna Libertad o Muerte y, al mismo tiempo y sin dramas, encontrarse en un abrazo con el Che. Tal vez ésta sea la mejor lección política, para todos nosotros.
Las convicciones revolucionarias de Hébert, que nos miran de frente durante todo el libro y más allá, son más que nunca un combustible para las horas que vienen y que deberán superar estos tiempos de transa, entrega, saqueo, traiciones y corrupción."

Mauricio Castaldo, Daniel Tirso Fiorotto
(texto  de contratapa)

El próximo Jueves 1ero de  Diciembre el compañero Hébert Mejías Collazo presenta su libro "Volvería a hacerlo". La presentación se llevará a cabo a las 19 hrs en ARTEATRO (Canelones 1136 esq. Gutierrez Ruiz, a 3 cuadras de Plaza Libertad. Entrada libre) y contará con la presencia del autor y de la compañera ex-presa política Irma Leites para compartir unas palabras. Están todos invitados.

A partir de la fecha el libro se podrá solicitar a través de  edicionesurubu@gmail.com o adquirir en las principales librerías del país.

EDICIONES URUBÚ





domingo, 20 de noviembre de 2011

Un adiós para nuestro inolvidable amigo y compañero

RICARDO GUTIERREZ:


Cuando por circunstanciales motivos, el tiempo y la distancia nos aleja de un entrañable amigo… en tal caso: la posibilidad de un próximo reencuentro alienta la esperanza!

(…) pero no es así cuando ese amigo que hoy “se nos ha ido” -además y sobre todo- ha sido un ejemplar compañero de lucha… así entonces: su irreparable ausencia nos golpea muy duramente en lo más profundo de nuestros corazones!

oOo

La inquebrantable fe de Ricardo por él mismo apostada al devenir de “un mundo nuevo para un hombre nuevo” y como tal insobornable (así como él mismo siempre lo fue): ... ha de quedar por siempre reflejada en su inequívoco mensaje, en el ejemplo de lucha y solidaridad que él nos ha legado!
Sí: Ricardo siempre fue un abnegado y consecuente militante del MLN; pero ante todo: fue un compañero de firmes e indoblegables principios!... por lo mismo nunca se sintió impedido de plantear legítimamente sus críticas: a veces duras… pero en todo caso francamente y siempre con intención constructiva. Por otra parte -consecuentemente- Ricardo nunca limitó su espíritu solidario condicionándolo a la aceptación de sus concepciones ideológicas: … esa fue una de sus más notables virtudes!

(…) personalmente lo conocí en Chile, estando asilados en la Embajada argentina: … de allí salimos juntos en el mismo vuelo hacia Buenos Aires, donde estuvimos un tiempo alojados en la Facultad de Teología. Tras una estadía relativamente corta, él recibió asilo en Suecia… en mi caso: en Costa Rica. Años después nos volvimos a encontrar juntos en Suecia. 
Allí -(en Estocolmo)- junto a un grupo de compatriotas entre los que estaba su hermano Carlos María Gutiérrez, Gutemberg Charquero, Ana Paysé, Dahd Sfeir, entre otros. Junto a ellos integramos aquel equipo que publicaba la revista “Alternativa”… de aquella experiencia guardo imborrables recuerdos compartidos con Ricardo!

(…) en Suecia fue que Ricardo conoció a Cristina -su esposa- con quien tuvo dos hijos: María y Pepito… No ha de haber uruguayo exiliado en Suecia que no haya llegado a conocer a Cristina y le guarden el merecido reconocimiento por su asistencia solidaria recibida del organismo oficial que ella dignamente representaba.

a Cristina y a toda su familia: nuestras más sentidas condolencias ante la irreparable y compartida pérdida!


oOo


Ricardo Gutiérrez fue un militante indoblegable: duro en la crítica cuando así correspondía y (pero) siempre solidario… sobre todo en los momentos más difíciles y apremiantes!
Tal como lo fue a través de su firme militancia en Uruguay... así también lo fue en el exilio, desde donde siempre -de una u otra forma- permanentemente nos hizo llegar su incondicional solidaridad y su fraternal aliento!

(…) lo que testimoniamos no son vacuas palabras litúrgicas que se nos caen de la boca en cumplimiento de una formal ceremonia de despedida…

¡de ninguna forma lo son!: nuestras insuficientes palabras de reconocimiento al compañero Ricardo, brotan de lo más profundo de nuestros sentimientos… de nuestros corazones que hoy laten tan fuerte como la misma bronca despertada ante tal irreparable pérdida!

Ricardo (que aún sin él admitirlo mucho tenía de “anarco libertario”): … él siempre sintió un fuerte rechazo a la pagana costumbre de rendir culto a las “vacas sagradas”. Por lo mismo -al momento de recordarlo- seremos cuidadosos de respetar su personalidad; pero -no obstante- no callaremos al momento de destacar su virtuoso ejemplo!: 

(…) Ricardo -hasta el último momento de su vida- siempre fue un intransigente conspirador... un consecuente luchar por la reivindicación de la memoria, de la verdad y la justicia!

En tal sentido: (a su forma y desde su lugar)… él siempre se mantuvo en contacto con nuestra realidad haciéndonos llegar sus invalorables aportes, sus prolijas y documentadas informaciones que -permanentemente- fue aportando a los efectos de desenmascarar a los responsables de los crímenes cometidos por la dictadura... Gracias a su consecuente y persistente trabajo que él mismo decidió asumir: ahora mismo se están llevando adelante importantes denuncias claves para desenmascarar tanto criminal amparado por este gobierno cómplice que hoy padecemos!


Ricardo vive y por siempre vivirá en nuestra memoria:
¡hasta siempre, compañero!

Hébert Mejías Collazo

domingo, 23 de octubre de 2011

AL GAUCHITO DE LEÓN: NUESTRO IMBORRABLE RECUERDO




1974 - 29 DE OCTUBRE - 2011

A 37 años de su muerte recordamos al compañero Idilio de León Bermúdez (“el gauchito”)… Lo evocamos en su ausencia, pero sobre todo por su presencia en cada una de nuestras luchas que habremos de seguir librando, fortalecidos en su ejemplar mensaje de resistencia y pelea hasta vencer o morir.

Los más entrañables recuerdos del “gauchito” de León resurgen como retacitos de una historia acuñada en la memoria de sus compañeros… entre ellos: también su hermana Sarita, de cuyo testimonial aporte se nutre la presente nota recordatoria:

“en casa éramos muchos hermanos: era una casa muy modesta… Nuestra madre era muy religiosa; pero Idilio la fue cambiando, conversaba mucho con ella… Él se sentaba en un banquito -al lado de la cama de mamá que estaba enferma- y le hablaba mucho, mucho rato. Al final la casa le fue quedando sin santos… sólo le quedó el retrato de Jesús y otro del “gauchito”,  cuenta Sarita. El “gauchito” leía mucho, ya de muy joven. Sólo pudo completar la Primaria; pero la historia le encantaba… entre sus libros: en gran parte viejos libros de páginas amarillentas, casi todos sobre historias de los anarquistas. Bajo su cama -siempre a mano- guardaba una mochila que él llamaba “la disparadora”, a la que echó mano cuando se fue de casa…la cana le andaba pisando los talones y fue a buscarlo a casa justo el día que cumplía 18 años. Él siempre anduvo en la vuelta: en “La Cumparsita”… que era un club social y deportivo que estaba en la zona de La Teja, donde se juntaba con sus compañeros para organizar ciertas cosas… También militó mucho en el Ateneo de La Teja y se integró a la FAU, allá por el ’64. En aquellos tiempos participó en las marchas cañeras  formando parte de la ROE (Resistencia Obrero Estudiantil) y para ganarse unos “mangos” vendía refuerzos a los laburantes, en la puerta de FUNSA… volanteaba y repartía las “Cartas de FAU”, en fin: siempre “trillando”, nunca se cansaba!
Su creciente compromiso -al que nunca rehuía- le costó la cárcel. Yo lo visitaba  cuando estuvo “en cana”, en Punta Carretas (recuerda Sarita)… y se le levantaba el ánimo cuando le llevaba noticias de sus compañeros, de sus actividades”.

(…) “sí, el “gauchito” sale en la “fuga grande” planificada por los “tupas” (en “el abuso”: 6 de setiembre del `71). Pasa un tiempo en la “clande”, en locales de los “tupas” hasta que pierde la paciencia y se va de ahí -por su propia cuenta- para reencontrarse con sus compañeros anarcos y reintegrarse a la actividad militante. Así fue que (nos cuenta Sarita) el “gauchito” participó en operativos de expropiación, en la “operación Molaguero”, en fin: el “gauchito” vivía en permanente estado de alerta…Pero también estuvo directamente vinculado a tareas de apoyatura en relación con las movidas sindicales. Fue a raíz de esa militancia que llegó generar un fuerte lazo con los compañeros panaderos, quienes siempre le guardaron un profundo respeto.
Luego pasarían muchas cosas, dice Sarita: el país estaba militarizado, los tupas prácticamente desmantelados y la FAU-OPR decidió el repliegue táctico a la Argentina: con tal cosa el “gauchito” no estaba ni ahí! Sarita cuenta en sus relatos que ella misma le decía: “gaucho, te van a matar!... ¡replegate gauchito!”… aunque conociéndolo bien, ella sabía que no la iba a escuchar. Por fin -relata Sarita- yo también marché en la redada represiva: fui detenida por el “Pajarito” Silveira… pero eso es otra historia!
Sarita nos aclara y nos confiesa que el “gauchito” era consciente de que sus decisiones iban a ser consideradas como una falta disciplinaria… ya que así se lo habían advertido los compañeros de su grupo orgánico cuando les comunicó que él -además- se iba a hacer cargo de tal y tal cosa (se refería a las acciones en apoyo al conflicto de los panaderos)… que lo iba a hacer, aún cuando no contara con el respaldo de la dirección de su grupo político.
El “gauchito” nunca estuvo de acuerdo con la decisión orgánica de recurrir a un “repliegue táctico” hacia la Argentina: “hay que seguir en la pelea como siempre ha sido nuestro compromiso” (sostuvo hasta el final el “gauchito)… por tanto yo me quedo acá… y si el objetivo del repliegue es para recomponer la organización y plantearnos la lucha en mejores condiciones… así las cosas: hasta entonces yo me comprometo a hacerme cargo de la tarea para sentar bases aquí a los efectos de la reintegración… porque sé que serán muchos los compañeros que habrán de volver!”.


29 de OCTUBRE de 1974

Hace falta ubicarnos en aquella fecha, en aquella situación en condiciones de clandestinidad y prácticamente sin apoyo… las organizaciones desmanteladas y -no obstante- seguir en la pelea, en el desafío, operando mediante expropiaciones en el intento de subsistir y seguir resistiendo…. Hace falta ubicarnos en tal situación. Tal desafío estaba acorde con la dimensión del compromiso que el “gauchito” mantuvo hasta las últimas consecuencias... y por qué no subrayarlo?: también lo fue porque de tanto andar en los barrios con esa gente a la que él pertenecía y a quienes nunca les había fallado… todos ellos le abrieron sus puertas y le dieron cobijo!

(…) pero finalmente ocurrió la contingencia previsible: aquel 29 de Octubre del ’74 sería la fecha de su último operativo... Se trataba del “apriete”  a un camión de la Pepsi-Cola  y tuvo lugar en la zona de la Unión, muy cerca del Hospital Militar y la sede del Ejército contigua. De ahí que muy pronto estuvieron allí los milicos. El “gauchito” les presentó resistencia a los efectos de cubrir la retirada de su compañero participante en el operativo (se trataba de su sobrino). Por fin: “el gauchito”  fue cercado en Estero Bellaco casi la avenida 8 de Octubre. En aquella situación intentó el recurso de lanzarles una granada, pero falló y en el mismo momento cae acribillado a balazos por la milicada

Una vecina de aquel barrio (muchos años después) relataría así lo sucedido: “en ese lugar fue asesinado de León Bermúdez… allí quedó un gran charco de sangre…  a la mañana siguiente, aquel lugar había sido cubierto de flores”. 

oOo

“debe haber tantos recuerdos del “gauchito” como cuadras hay en la barriada de La Teja”… nos decía un compañero de aquella zona que así lo recordaba:

“¿al “gauchito”?… ¡cómo no lo voy a recordar!...Sí, ese sí que era guapo! Era un compañero bien de abajo. Acá en La Teja dejó muchos lindos recuerdos, sobre todo entre la gente humilde que de repente ni milita… Con Idilio conseguíamos “fierros” y otros materiales en los “cantes”, porque allí era donde el “gauchito” tenía su gente: la gente que siempre lo siguió y hoy no lo olvida… Era un hombre de armas tomar que nunca se achicaba: le gustaban los “fierros”  pesados: … “coso en la cintura y dale que es tarde!”. Es bueno que podamos mantenerlo vivo en nuestra memoria, porque el “gauchito” no sólo significa ideas… él era todo un ejemplo de coherencia y un modelo de cómo enfrentar las cosas: … ¿cómo alcanzar sus valores y cosechar su ejemplo?... Eso no está escrito en ningún lado: son cosas que no se aprenden en ningún curso, en ningún libro. El “gaucho” fue un verdadero anarco “sin pluma ni maletín”, señalaba aquel compañero de la barriada de La Teja”.

Sin propósito de remedar las justas apreciaciones que respecto al “gauchito” comparto con aquel compañero de La Teja: … más allá de puntuales y superables diferencias, también respeto a quienes han sido nuestros compañeros en aquellos momentos, en nuestros años de la juventud que elegimos cómo vivirla.

También es muy cierto: gracias al “gauchito” y a compañeros como él,  hoy podemos volver a intentar escribir otro historia!.

(…) tal como así nos lo decía y advertía aquel compañero suyo de aquella barriada de La Teja… en ese camino señalado por el “gauchito”: en esa trocha nos reencontraremos!

Hébert Mejías Collazo

*”franqueza obliga”: el autor de la presente nota deja señalado que -quien la suscribe- había tomado la decisión personal de salir del país aún antes de que la FAU-OPR  decidiera orgánicamente el repliegue al exterior… Valga esta aclaración a los efectos de destacar y resaltar la ejemplar conducta del “gauchito” hasta el instante último de su caída en combate resistiendo a la represión: “nobleza también obliga” a este justo y debido reconocimiento autocrítico… (H.M.C.)

viernes, 7 de octubre de 2011

artículo / Hébert Mejías Collazo





EL CHE VIVE
en nuestra memoria y en nuestras luchas!


A 44 años de su desaparición física -(que nunca espiritual ausencia)- el CHE VIVE y vivirá por siempre en nuestra memoria así como en nuestros más intransigentes anhelos de liberación… el CHE VIVE en nuestros irrenunciables sueños, alentándonos y orientándonos en la construcción de ese “mundo nuevo” para el  “hombre nuevo” que habremos de forjar en el fragor de nuestras luchas hasta la victoria siempre”!
 
El mensaje del CHE, de profundo contenido “libertario” -(entendido así en el más amplio sentido de la palabra)- continúa latiendo en lo más hondo de nuestros corazones, convocándonos a no abandonar la pelea…alentándonos a superar escollos y construir unidad para luchar por los derechos que mediante la mentira y la estafa nos han sido arrebatados por el sistema… injusto sistema explotador que hoy cuenta con la cómplice venalidad de unos cuantos renegados de clase.

(…) en fin: tras tantos años trascurridos desde aquel trágico y doloroso acontecimiento en la Quebrada del Yuro… en esta fecha volvemos a recordar al CHE; pero teniendo claro que su recordatorio no será  suficiente, en tanto no seamos consecuentes con su preclaro ejemplo de sacrificio en aras del destino de la humanidad toda. El generoso ejemplo del CHE nos reclama nuestros mayores esfuerzos y compromiso a fin de continuar su lucha hasta vencer o morir.

Más allá… mucho más allá de los merecidos discursos conmemorativos que le ofrecemos a quien por la causa de la revolución entregó su vida: al CHE le estamos debiendo “los derechos a pagar” en reconocimiento a su generoso y enaltecedor ejemplo de luchaClaro está que esa categoría de deuda sólo se paga con lealtad,  con fidelidad y coherencia en relación a su pensamiento, a su ejemplar entrega a la causa revolucionaria..
En tal sentido: hoy por hoy debiéramos asumir autocríticamente nuestra condición de “deudores por insolvencia” (léase insuficiente compromiso y coherencia)… y de aquí en adelante  retomar el rumbo de la senda trazada por el CHE. Así las cosas (en tales términos planteadas), debemos tener muy claro que no ha de haber negociaciones posibles con los usurpadores de nuestros derechos e intereses de clasepor nuestra parte nunca las hubo ni las habrá!

(…) la lucha de clases -históricamente- se fue generando por incompatibles intereses que a través de diferentes contextos dividieron la sociedad entre explotados y explotadoresCada quien, hoy sabe de qué lado está parado y qué intereses está dispuesto a defender.
Así las cosas, no hay cómo equivocarse: se está con los explotadores o se está por la reivindicación de los intereses de la mayoría explotada… por lo que entregó su vida el CHE (entre tantos otros queridos e inolvidables compañeros).

En aquel bando, para acceder más o menos “facilongamente” a los terrenales gajes del capitalismo explotadorestán quienes hoy -en nuestro país- accedieron al gobierno, están los que traicionan los intereses populares e hipotecan el remanente prestigio de las organizaciones revolucionarias a las que pertenecieron… Hoy ellos negocian con el valor y sacrificio de miles de compañeros que -en su momento- asumieron los riesgos de una compartida apuesta a la Revolución  negocian y transan con los victimarios en nombre de las víctimas que -con ejemplar hidalguía- supieron soportar la cárcel y la tortura. en tanto -sus victimarios- hoy  con impostores “referentes revolucionarios”… sí: milicos represores y torturadores, asesinos y “desaparecedores”, hoy negocian con “referentes revolucionarios” -entre éstos- muchos de aquellos que “reclutaban” compañeros para luchar hasta vencer o morir por una patria para todos o para nadie”!

Por fin: no obstante el engaño y la inescrupulosa utilización por parte de quienes “se sirvieron” de tales consignas (tanto así como oportunistamente se sirvieron de la imagen del CHE que hoy denigran) no obstante ello -a mi modesto entender- aquellas consignas mantienen su validez incuestionable también en este contexto histórico y -en tal sentido- las debiéramos reivindicar.
¡arriba los que luchan por una patria para todos!

Hébert Mejías Collazo

*éste articulo esta disponible sólo en versión digital (no se incluye en la versión impresa de Barrikada)